El tannat es considerado por los uruguayos un patrimonio nacional.
Uva rara si las hay, las bodegas uruguayas han logrado premios mundiales a partir de la elaboración de vinos con base en esta cepa que, con cortes de uvas más suaves como el merlot, adquieren un sabor único, inclusive mejor que en las campiñas francesas, desde donde llegó a finales del siglo XIX hasta estas tierras.
Españoles, alemanes, italianos, suizos y franceses a mediados del siglo XIX introdujeron las cepas que darían origen a los primeros vinos uruguayos.
Las cepas eran de Francia (tannat y folle noir) y llegaron por medio de los primeros enólogos que tuvo el país: Harriague y Vidiella. Harriague fue quien plantó el primer viñedo de tannat en la ciudad de Salto. Tras 130 años de adaptación, las vides tannat son las típicas de Uruguay. La tannat es la variedad de uva que mejor se adapta al suelo y clima uruguayo y por esto mismo es que se la considera la cepa protagonista de toda bodega uruguaya.
Ideal para acompañar cualquier mesa, el tannat, con todo su cuerpo y violácea alma, es el mejor vino para degustar la gran parrilla uruguaya, conocida como una de las más completas y sabrosas.
Hoy, también podemos afirmar orgullosos que existe una cepa que, con el correr del tiempo, pasó a ser sinónimo del sentir uruguayo.