Sobre el este se ubica La Brava, su costa de alto oleaje. Allí también suelen formarse entre las rocas piscinas naturales con agua de mar. En esta playa, hacia la primavera, suelen avistarse ballenas francas australes.
A unos 6 kilómetros de allí, siempre hacia el este, asoma otra península, en las que sus grandes rocas adoptan un color más oscura. Se trata de Punta Negra, un balneario que comparte muchas características con Punta Colorada, a las que suma playas muy extensas, ideales para sentirse solo con el mar aun cuando haya otros veraneantes
Por supuesto que Punta Negra también se destaca por ser un punto ideal para el desarrollo de la pesca deportiva. Allí, además de las especies nombradas anteriormente, el lenguado hace las delicias de los pescadores y logra atraer la atención de cientos de visitantes que se acercan para saber cómo anda la pesca y para conocer también algo más de esta actividad veraniega.
Alejadas de la ciudad, pero no tanto, estas playas tienen su propio público, que busca en ellas paz y tranquilidad por sobre todo y aunque el mar aquí posee importantes pozos profundos, también su costa gana turistas venidos de otros pueblos y ciudades vecinas.
Un lugar raro por sus grandes piedras y formaciones, pero que merece conocerse durante nuestra estadía en la ciudad de Piriápolis.