Don Francisco Piria nació el 21 de agosto de 1847 e hizo de todo durante su vida. Un monje jesuita fue su tío paterno y lo llevó a Italia, donde estudió y adquirió conocimientos de historia y filosofía, principalmente. A la edad de 16 años, Piria emprendió la vuelta a Uruguay y, tiempo después, inició un emprendimiento propio y fundó el Mercado Viejo de Montevideo, que mantuvo hasta 1875. Luego, se dedicó a la venta de solares en Montevideo, con lo que se convirtió en uno de los responsables de la fisonomía de Montevideo a través de la construcción de setenta barrios. Como si esto fuera poco, Piria también tuvo tiempo para dedicarse a la literatura y el periodismo y creó el diario liberal de la época al que se bautizó con el nombre de “La Tribuna Popular”.
En 1890, este hombre fundó un establecimiento agroindustrial en los alrededores del cerro Pan de Azúcar y allí conoció las bondades que tiempo después pasaría a bautizar como "Piriápolis", para él ciudad turística por excelencia. Poco a poco comenzó a pensar la ciudad frente al mar de una manera más que interesante para la época. Esto se fue materializando a través de las distintas construcciones, muchas de ellas millonarias. Un 17 de agosto del año 1897 se inauguró el Castillo, la que fuera la residencia del propio Sr. Piria.
Siete años más tarde, surgió el Gran Hotel Piriápolis y la majestuosidad de su arquitectura y los muebles traídos exclusivamente desde Italia rápidamente dieron que hablar al mundo entero. Este bellísimo Hotel pasó a alojar a los primeros turistas del país, en tiempos en que la palabra “turismo” no significaba lo mismo que hoy.
En el año 1930, Piriápolis ya era una gran ciudad y recibió el toque de distinción que le faltaba: se inauguró el Gran Hotel Argentino, con capacidad para 1.200 personas. Lo más grande que existía en aquellos tiempos. Hoy, el ícono de la ciudad.