La mejor forma de adentrarse en la historia de una ciudad es caminarla despacio, sin rumbo y preguntándolo todo a aquel que se cruce en nuestro paso. En Colonia del Sacramento el visitante puede encontrarse de pronto en medio de la Calle de los Suspiros, un lugar que transpira magia, historia, secretos y leyendas.
Esta pequeña calle es una peatonal angosta, desnivelada, sin veredas y pavimentada con piedras de cuña. Cientos de años atrás, los marinos la transitaban tras desembarcar en busca de diversión luego de un largo viaje. Muchas horas de mar y de inmenso río debían ser cambiadas por entretenimiento en tierra firme. Y esto, ya sea para los portugueses o los españoles, Colonia siempre lo tuvo.
Antiguamente, esta pintoresca calle era llamada Ansina. Las leyendas se tejen sobre su nombre actual: ¿por qué Calle de los Suspiros? Hay varias historias. Una de ellas sostiene que los condenados a muerte eran llevados hasta la calle de los “suspiros” para ahogarlos cuando subiera la marea. Otra historia postula que esta calle solía albergar numerosos prostíbulos, refugios de marineros cansados y deseosos de diversión, y que al transitarla los soldados piropeaban a las prostitutas y suspiraban una y otra vez por ellas. La última historia, y tal vez la más romántica, cuenta que una noche maravillosa de luna, una joven enamorada estaba esperando a su amado. De repente, un enmascarado le clavó una daga en el medio del pecho. Sólo se escuchó un desalentado suspiro de adiós…
Quizá surjan nuevas historias, será cuestión de ir en busca de ellas. La Calle de los Suspiros aún hoy conserva su magia que nos transporta en el tiempo para seguir soñando. Solo hay que llegar hasta ella.