el 1º de noviembre de 1923. Su vocación artística lo llevó a partir por el mundo y a conocer las más grandes ciudades, hasta que regresó a Uruguay en la década de 1940 para tratar de retratar el candombe (una de sus pasiones) y los ritmos afro-orientales que circulaban en el país.
Su arte lo llevó a viajar por el mundo pintando, esculpiendo y creando, por sobre todas las cosas, y entre tantas de sus creaciones apareció Casapueblo como una escultura en la cual era posible vivir, pintar y recibir a los amigos que le había dado la vida y los viajes.
El museo-taller de Casapueblo se encuentra abierto los 365 días del año y es visitado por miles de turistas de todo el mundo. Este sector de la casa fue cedido por su creador, el artista Carlos Páez Vilaró, con el deseo de incentivar el interés cultural de toda la región, por lo que dentro del museo pueden apreciarse casi la totalidad de sus obras, realizadas a lo largo de su exitosa carrera.
Hoy, y desde hace tiempo, Casapueblo recibe la visita de distintas personalidades del acontecer nacional e internacional, principalmente artistas, pintores y escultores que gozan simplemente de estar allí. A lo largo de sus infinitas salas se realizan conferencias, presentaciones de libros y todo tipo de eventos relacionados con la cultura.
Construcción autodidacta Hay vinos de autor, hay derechos de autor y, por supuesto, también existe una de las artes más nobles que ha llegado hasta nuestros días incontaminada de estilos arquitectónicos mayoritarios: la construcción de autor. Casapueblo es eso, una construcción autoral que a primera vista no ha respetado moldes ni esquemas previos, sino la sola inventiva de un genio que se propuso moldear una escultura y habitarla.
Según cuenta la historia que se escribió dentro de Casapueblo, Carlos Páez Vilaró, sin ser arquitecto, se inspiró en el hornero y en el hombre de campo que se vale del adobe para levantar su propia casa. Gracias a la presencia del mar, fue inevitable también el estilo de construcción del Mediterráneo y de sus amplias y blancas terrazas mirando al horizonte, al amanecer y a sus gaviotas.
Tenía razón ese huésped que dijo que Casapueblo es
“la Grecia uruguaya”; sólo se olvidó de un detalle.
Arriba, en la cúpula más alta de esta singular maravilla, vive un artista sabio y joven llamado Carlos Páez Vilaró, que fue el creador de esta mitología con seres del mar, de la selva, del
Carnaval y de casi todas las ciudades del mundo que desde hace años habitan este lugar cada vez más increíble.