Cuando los hombres logran dar con estos grandes peces, consiguen, además de la abundante carne que se vende en los restaurantes y cantinas del pueblo, grandes vértebras y maxilares que pasan a embellecer algunos de los puestos de artesanías que forman parte de la feria local frente al mar.
Desde hace años los artesanos encontraron eco para instalarse en Punta del Diablo a mostrar al visitante todo lo que es posible crear con lo que el mar les da diariamente: caracoles marinos, dientes de tiburón, estrellas de mar y, por supuesto, muchas rarezas.
Excursiones imperdibles
Uno de los tradicionales paseos que se realizan en Punta del Diablo es llegar por la playa hasta el cerro de La Viuda, como se conoce popularmente este lugar que atesora una envidiable historia. Se lo puede realizar caminando o bien alquilando alguno de los carros tirados a caballo que salen desde el pueblo y que en cuestión de minutos nos llevan al lugar.
Sus playas más visitadas son La Brava, con olas grandes y movedizas, y La Mansa, mucho más tranquila porque descansa sobre una pequeña bahía que la resguarda del viento.
Los jóvenes surfistas prefieren la bravura del mar, mientras que los niños, bien aconsejados por sus padres, optan por la tranquilidad de La Mansa, que en los mejores días se transforma en una calma laguna salada. En ambas, entre las grandes formaciones de piedras es posible observar, sobre todo cuando la marea está baja, cómo viven los diversos organismos que forman parte del océano: algas, pulpitos, moluscos y hasta pequeños peces que pueden ser observados a simple vista.
Pescado más que fresco
Distintas cantinas y acogedores restaurantes ofrecen sus platos del día o sus preparadas cenas por la noche. Entre estos se encuentran dos clásicos: las empanadas de tiburón y los buñuelos de algas, además de platos preparados con los grandes camarones y langostinos que a veces llenan los botes.
Pero para muchos el mayor atractivo que tiene Punta del Diablo son sus pescadores y sus grandes tiburones. Cuando el clima acompaña, estos se lanzan al amanecer en sus viejos y coloridos botes y pescan hasta las primeras horas de la tarde para luego llegar a tierra firme antes de que anochezca.
Si les fue bien, regresan a la costa y comienzan a filetear la pesca del día, la cual venden en forma inmediata al grito de “pescado fresco” a los cientos de turistas que rutinariamente los esperan. Si les fue mal, será porque el diablo metió la cola, pero seguramente al otro día tendrán revancha. Solo habrá que agradecerle a Dios el hecho de estar sanos y salvos. La pesca, igual que hace miles de años, sigue siendo una cuestión de suerte.
Ubicación
Características
Tipo de tourContemplativo
Extras
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Para tener en cuentaUbicado casi en el kilómetro 300 de la ruta 9, que nace en Montevideo, Punta del Diablo pertenece al departamento de Rocha y se encuentra a 140 kilómetros de Punta del Este y a 60 kilómetros de la localidad de La Pedrera.