Por ello, año a año miles de visitantes suben a él para ver todo a través de sus ojos.
Tan cerca, tan lejos
Para quien veranea en Punta del Este, nombrar el faro de José Ignacio tiene, de acuerdo a la generación a la que se pertenezca, distinto kilometraje. Los más grandes sabían que allí, a los lejos, existía uno de los mejores sitios para pescar grandes corvinas negras, alejado de todo y de todos. Llegaban a él a través de un duro camino luego de horas de manejo. Para los más jóvenes, en cambio, el lugar es uno de los sitios más divertidos para pasar el día apropiándose de la playa de una forma más placentera, relajante y bohemia, donde todo vale para pasarla bien.
Los distancias parecen haber cambiado, ya que el faro para las nuevas generaciones se encuentra “acá nomás”, con un camino espectacular.
Dame tus ojos
“Para que exista un faro, es condición esencial que antes hubiese habido uno o más naufragios. El hombre aprende de los errores y luego vienen los grandes inventos, lo que se vuelca en la experiencia. Los faros, a lo largo de la historia, han sido parte de estas experiencias y, les aseguro, los naufragios fueron muchos; basta con mirar estas grandes piedras y el bravo mar para darse cuenta …”
Con estas palabras, Mario nos recibía en la entrada del faro y nos daba las primeras indicaciones para llegar a ver la gran lámpara que de noche todo lo ilumina y gracias a la cual decenas de embarcaciones pueden tener ojos para saber dónde se encuentran.
¿Cómo subir una escalera?
Escuchar las indicaciones de nuestro guía sobre cómo se sube una escalera (que nos recuerdan las del cuento del genial escritor argentino Julio Cortázar) resultaría algo anecdótico en otro contexto, pero aquí se vuelve un verdadero aprendizaje si se quiere llegar hasta arriba.
En este caso las escaleras son curvas y de escalones tan pequeños que por momentos parecieran ser solo para niños; incluso existen cuerdas para ayudarse. Una vez que se llega hasta la lámpara, existe la opción de salir fuera del habitáculo que posee el faro y apreciar el espectáculo desde el balcón, pero hay que ser cuidadosos con los fuertes vientos y ráfagas que aumentan a estas alturas; para ello existen las barandas.
Al igual que algunos de sus compañeros, Mario es uno de los tantos prefectos que cumple sus tareas en los faros que, ya sea sobre el río Uruguay como en el océano Atlántico, posee el país y que año a año son visitados por miles de turistas que se acercan a ellos para conocer su historia.
Cuando llega la noche y se apaga la última lamparita de la ciudad, desde el mar sólo es posible vislumbrar una luz que gira en forma constante y es dueña de un destello majestuoso; es, por supuesto, el faro de José Ignacio.
Ubicación
Características
DificultadBaja
Tipo de tourContemplativo
Extras
Imprimir este paseoDatos Útiles
Para tener en cuentaEl faro fue construido en 1877 y su alcance lumínico es de 9 millas, las cuales se pueden observar incluso desde la costa, cuando la luz del faro se encarga de iluminar el mar casi hasta el horizonte. Un espectáculo magnífico.