Hoy, a más de 140 años de aquel histórico momento, sólo quedan vestigios de un pasado próspero y lleno de esperanza. Precisamente en el barrio Anglo, donde se erigen los antiguos edificios de la ex fábrica Liebig's Anglo, se encuentra el Museo de la Revolución Industrial, donde se procura preservar y compartir una de las épocas más importantes y doradas de la industria nacional.
Al visitar este sector de la ciudad, por medio de un paseo guiado y a través de diferentes salas de exposición, es posible conocer la historia de esta notable industria fraybentina. De esta manera se logra comprender por qué gracias a sus más de 200 productos Fray Bentos recibió el nombre de la “gran cocina del mundo”.
En el año 1924, la firma Anglo del Uruguay suplantó a la famosa Liebig y durante 47 años desarrolló la tecnología de la industria frigorífica. La industria, activa hasta 1979, permitió la supervivencia de las máquinas y las formas de trabajo de aquel entonces, lo cual hace de este lugar un verdadero museo.
Cabe destacar que la totalidad de las instalaciones industriales y el barrio Anglo fue declarada Monumento Histórico Nacional en el año 1987, lo que denota la importancia de la fábrica para la región.
Al visitar el museo, se pueden apreciar las distintas etiquetas que se utilizaban para promocionar los productos que allí se producían. Es posible conocer los múltiples envases de cada uno de ellos y realizar un paseo que recrea desde la llegada del vacuno hasta los distintos derivados que de él se obtenían dando realidad a lo que se decía en aquella época en cuanto a que “aquí lo único que se desperdicia es el mugido de la vaca”.
Además, se puede visitar la sala de máquinas y también observar desde cerca la inmensa chimenea de la fábrica – convertida en ícono indiscutido de la región.
Luego de atravesar las distintas salas, el turista alcanza a comprender que los productos que allí se elaboraban fueron utilizados como verdaderos ejemplos de alimento, a tal punto que se introdujeron en las vituallas de los ejércitos europeos durante la I y II Guerra Mundial y hasta en la hazaña de conquistar el Everest.
Incluso, los productos elaborados en esta fábrica de Fray Bentos atravesaron la ficción, se encuentran por ejemplo en la novela de Julio Verne “De la Tierra a la Luna”, en la cual el autor eligió como desayuno para sus primeros astronautas un sabroso caldo de carne de Fray Bentos, o también como el alimento que consumían los soldados en la película “El paciente inglés”.
El museo se encuentra en constante formación y es un importante atractivo turístico-cultural que sin duda vale la pena visitar.
Ubicación
Características
Duración2 horas
DificultadBaja
Tipo de tourHistórico
Extras
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