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La casa del general

Visitamos uno de los más importantes monumentos históricos del período de nacimiento de la Banda Oriental. El Museo Casa de Rivera nos devela parte del pasado que forjó a esta nación.

Frente a la plaza Independencia se encuentra la Casa Museo de Rivera, llamada así porque fue mandada a edificar por el Gral. Fructuoso Rivera en el año 1835 para que fuera su residencia.

Entre estas paredes, el Gral. Rivera asumió su segunda presidencia en marzo de 1839 - acontecimiento único en el Uruguay - y posteriormente la trasformó en sede del Poder Ejecutivo Nacional hasta el año 1842. Hoy forma parte del patrimonio histórico de la ciudad de Durazno y se convirtió en museo en el año 1992.

La antiquísima casona atesora en sus amplios salones materiales del pasado indígena de Uruguay rescatados de diversos puntos del país y exhibe gran parte de los documentos utilizados por Rivera en su época de mandatario. Toda una sala se encuentra destinada a contar la vida y obra del Gral. Rivera. Sus orígenes y el notable ascenso en la milicia hasta llegar a la presidencia son los puntos más interesantes que se abordan.

Al transitar por las distintas salas se logra observar pergaminos, periódicos, estatutos de instituciones de inmigrantes, cuadros, esculturas y pinturas de la época. En un sector se puede apreciar las riquezas históricas y culturales que dejaron los inmigrantes en el año 1892 dentro de una caja de plomo para que luego fuera colocada sobre la cúspide del monumento a Colón para ser abierta 100 años después del aniversario del descubrimiento de América, en el año 1992. Además, el museo posee salas donde se realizan exposiciones transitorias y conferencias.

La casa mantiene su estilo y algunos muebles originales, junto con sus pisos y puertas.
Según la creencia popular, en el subsuelo de la casa se encuentra un túnel creado por Rivera para escapar de sus enemigos en caso de una situación adversa.

Lo cierto es que el interior del museo parece conservar el alma de quien fuera su constructor. El silencio, sinónimo del respeto por quien fuera uno de los próceres más importantes del país, es sólo interrumpido por el murmullo de los visitantes que se maravillan con los objetos allí exhibidos. Recomendamos visitar el Museo Casa de Rivera, ya que es una muy buena manera de conocer las raíces de Durazno.

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