Paseos y excursiones:

Arenas rubias

Para quien la conoce, es una de las ciudades más tranquilas y bellas que tiene Uruguay.
Con un río calmo, salpicado por bellas islas, es el lugar ideal para alejarse de todo y de todos.

Bautizada “Carmelo” en honor a la Virgen del Carmen, esta pequeña ciudad posee todos los elementos necesarios para satisfacer al visitante para que vuelva una y otra vez.

Podríamos decir que Carmelo se encuentra dividido sutilmente en dos grandes partes, ambas a un lado y otro del arroyo Las Vacas.

La ciudad se emplaza hacia el norte y sus calles principales, denominadas J. Zorrilla de San Martín, 19 de Abril e Ignacio Barrios, son las que se encargan de darle vida y movimiento a esta particular y coqueta ciudad.

Su casco histórico se encuentra formado por la Plaza Artigas, en donde se encuentra el Monumento y Acta de Fundación de Carmelo, el Templo Histórico del Carmen y el Museo y Archivo Parroquial.

Pero hoy la ciudad ha llevado su movimiento en torno de la Plaza de la Independencia, conocida también como “la Plaza de las Esculturas”. Alrededor de ella se tejen las actividades comerciales y cívicas de la ciudad y es el lugar de encuentro de las distintas generaciones que, cada una a su modo, se apropian del lugar.

El Banco Nacional del Uruguay, los edificios municipales y los típicos cafés que rodean esta plaza se encargan de hacer girar las horas de Carmelo y logran que la calma del río cuando el viento no sopla se apodere de la ciudad después del mediodía, cuando llega la hora de la siesta.


Del otro lado del león

Fue un escritor argentino quien apodó como de “color de león” el majestuoso Río de la Plata y, si existe un lugar donde este color se aprecia de manera perfecta, ese es Carmelo.

Dejando la ciudad, del otro lado del famoso puente giratorio se encuentra un sendero que mediante un hermoso camino nos conduce a otro Carmelo, uno en donde el agua gana protagonismo. Allí se encuentra uno de los atractivos más hermosos de la ciudad y la región, bautizado Playa Seré. Tapizado por blancas y finas arenas, y serpenteado por islotes de gran belleza, es aquí donde el Río de la Plata se vuelve ideal para pasar el tiempo.

Largas mateadas y pesca deportiva son las dos actividades que se dan cita todos los días del año, a fin de intentar obtener bogas y pejerreyes desde alguna de las escolleras que se internan cientos de metros en las aguas.

Otro de los atractivos es la boca del arroyo Las Vacas; allí, cientos de embarcaciones deportivas y veleros deambulan para ingresar a Carmelo vía fluvial. Sobresale el atracadero de yates, así como también el camping náutico donde es posible acampar al lado del río.

Alejándonos del agua, este rincón de la ciudad cuenta con la presencia del Hotel Casino, un ícono de Carmelo detrás del cual se alojó el turismo que hizo reconocida esta bella ciudad.

Hoy, además de disfrutar sus instalaciones se puede pasear por sus alrededores observando la Reserva de Fauna, que es frecuentada por familias enteras que se acercan a contemplar la belleza de animales autóctonos y exóticos.

Carmelo, de este o del otro lado del río, lo tiene todo. Sólo hay que animarse a descubrirlo.

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