Paseos y excursiones:
Negras y rubias
Pablo Etchevers Pablo EtcheversA mitad de camino entre las localidades de Cabo Polonio y Valizas se encuentra el arroyo Valizas. Cientos de embarcaciones regresan con la pesca del día, solo hay que preguntar cómo anduvo la suerte.
Decenas de rías, arroyos y ciénagas forman parte de una cuenca hídrica que transforma esta región en una de las más ricas en especies de peces, aunque también existen otras alternativas como los miles de cangrejos y almejas que salen a la luz mientras dura la bajante.
La interacción y las fusiones que se dan entre el mar, las lagunas y las rías que éste forma hacen que especies de codiciado valor deportivo como la corvina negra, la rubia, los pejerreyes y grandes lenguados se den cita en casi todos los ámbitos en donde se intenta la pesca.
El arroyo Valizas no queda al margen de esta ley de natura y desde hace años se ha convertido en el apostadero de cientos de hombres que con sus embarcaciones de colores y tamaños inimaginables día a día salen artesanalmente a tentar la suerte. Para ello usan redes con boyas o bien largos espineles que fondean a la espera de algún cardumen o pez que se sienta atraído por la carnada que cuelga de estos filosos anzuelos, que son afilados durante la tarde como si se tratara de un ritual mágico.
Los turistas y la pesca
Para el pescador deportivo, el lenguado, la corvina rubia y el pejerrey son especies que justifican una excursión o salida más allá de la cantidad de kilómetros, costos y horas que demande dar con ellos.
El turista en general, y más si no es pescador, puede llegar a conectarse con estos lugares por otros motivos: ya sea para saborear un buen plato o bien para conocer alguna de las particularidades que hacen a esta filosofía de vida, la de los pescadores. Por ello no resulta raro que cada verano sean cientos los curiosos que se acercan hasta el arroyo Valizas para ver cómo anduvo la pesca.
Luego de estacionar sus vehículos, familias enteras bajan de sus autos y esperan ansiosos la llegada de las embarcaciones. Algunas vienen de las lagunas internas que forma el arroyo, otras regresan de la boca del arroyo con el océano; de aquí vienen los peces más grandes.
Lo cierto es que después de ver cómo los pescadores bajan el pescado, los turistas se amontonan y comienzan las consultas, ofertas y transacciones económicas. El regateo tiene un límite esencial: se mide por el kilaje nato que aporta cualquier balanza, aunque sea de mano.
Así es que comprar pescado fresco se transforma en una excursión por sí misma para quienes se hospedan en Cabo Polonio o en la propia ciudad de Valizas.
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