No hay duda de que conociendo las estancias del país estamos conociendo también su historia y cultura. El campo y sus hombres son parte indiscutida de su razón de ser. Basta internarse en ellas para entender cómo piensan, viven y sienten los hombres y mujeres del campo uruguayo.
En los últimos tiempos, muchos de estos establecimientos agropecuarios y estancias se han preparado para abrir las puertas al turismo, lo cual permitió que sus estancias y cascos históricos sean visitados por muchos turistas, tanto locales como extranjeros, que quieren compartir con sus dueños la filosofía de la vida rural.
Se podría afirmar que hoy las estancias del país cuentan su historia. Tanto en los tradicionales cascos de estancia europeos en medio de la llanura como en las fincas o chacras que se fueron levantando en las zonas más cálidas del país, la amabilidad y la laboriosidad del gaucho uruguayo espera, mate en mano, al forastero para mostrarle su mundo. Sólo hay que pedir permiso y pasar la tranquera.